MI IMPENETRABLE SONRISA by Ruth Sicilia Torres

autor:Ruth Sicilia Torres
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788417003814
editor: Grupo editorial Olelibros.com
publicado: 2018-02-24T00:00:00+00:00

21

El efecto de los bulos

En pocos días sentí que me hice una chica popular. Chicos que apenas me conocían venían a pedirme salir. No fue el caso de Jota, que estoy segura de que confundió la amistad con el amor, esos chicos no eran de mi círculo de amigos y supuse que Orson habría contado una historia entre él y yo que nunca había pasado, qué cabrón, pero me da igual porque eso me demuestra cómo era: se hizo el machito contando quizá que sí había accedido a tener sexo con él. Ni lo sé ni me importa lo que contase de mí. También me di cuenta de lo sinvergüenzas que son otros chicos que van a probar a ver si es verdad, a ver si eres una chica fácil, a ver si así pueden estrenarse o desahogarse; qué educados ¿eh?, qué machotes.

Lo malo de esta historieta que les contó Orson, es que era mentira y alguno sí se la creyó, alguno sí pensó que yo era una buscona y facilona; palabras denigrantes que no deberían usarse bajo ningún concepto sobre ninguna mujer, cada mujer hace lo que quiere, con quien quiere y como quiere, y eso no tiene más nombre que libertad. Mientras no hagas daño a nadie ni utilices a nadie o a sus sentimientos, no estás haciendo nada malo, pero vaya, que yo no había hecho nada con Orson salvo darme cuatro besos mal dados y un apretón en la teta.

Néstor, el amigo de Orson, aprovechando la relación con su grupo de amigos venía a agobiarme bastante, siempre intentando ligar conmigo. Invadía demasiado mi espacio personal y me generaba mucho estrés.

Mi miedo a Néstor comenzó un día en la piscina cuando intentó tocarme la entrepierna. Estábamos dentro del agua y el asqueroso hasta intentó meter la mano por dentro del bikini, pero de la manera que pataleé algún golpe le di seguro y un mordisco en la mano también; aunque el asqueroso se reía, ponía los ojos en blanco y resoplaba como si estuviera domando una yegua salvaje y se sintiera orgulloso realizando el trabajo. Con tanto revuelo que había ese día en la piscina no sé si la gente se dio cuenta de su intención, pero a mí me dio un ataque de ansiedad que me fui al vestuario a relajarme temiendo que me fuera a dar algo, no podía respirar y me puse a llorar con fuerza. No salí hasta que me calmé y, por supuesto, a nadie se lo conté y de nuevo vestí mi mejor sonrisa. Me arrepiento de no haberlo dicho para que nadie dejara que Néstor volviera a acercarse a mí, porque mis amigos seguro que se hubieran encarado con él, pues a todos les parecía una mala persona.

¿Mala suerte? ¿Cómo puede ser? Aún no lo puedo entender: primero Santiago, luego Orson y ahora el asqueroso de Néstor. ¿Cómo no voy a plantearme si es algo que me pasa a mí? Igual secreto alguna hormona que altera a los hombres que están sin domesticar.

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